Las casas transmiten sensaciones e incluso te dan pistas de la personalidad de sus dueños (bueno, no todas, aunque debería ser así). Al ver ésta he pensado en la primavera, en días más largos, en disfrutar del exterior, en el olor de las flores. Me parece una vivienda renovada, fresca, colorida y alegre...vamos, como la primavera!
Se encuentra en un antiguo edificio modernista (se aprecia en las molduras que recorren todo el inmueble) y ha tenido que ser reformada completamente, incluyendo instalaciones y suelo.
Para su decoración han elegido tres tonos base, verde, vainilla y blanco, que han salpicado con notas de color según las habitaciones consiguiendo mucha frescura sin caer en estridencias.
Quizás sea el color verde el que juegue el papel protagonista por ser el que más personalidad tiene, está presente tanto en los cerramientos interiores como en el zócalo que recorre toda la vivienda, en madera en unas zonas y pintado en otras.
El vainilla se ha utilizado en las paredes, y además de combinar muy bien con el zócalo, aporta mucha luz y calidez. Por último, tanto para la mayoría del mobiliario como en la tarima de pino del suelo se han decantado por el blanco.
Aunque no es pequeña, tiene una distribución bien pensada en la que apenas se pierden metros en pasillos o zonas de paso. Un ejemplo es como han solucionado el distribuidor de los dormitorios creando un pequeño estudio para aprovechar ese espacio.
La vivienda se distribuye alrededor de un patio central (pre-ci-o-so) con suelo de microcemento, que llena de luz los dormitorios y que se ha proyectado como una zona más de reunión con espacio para comer y zona de estar.
¿Os ha gustado? A mí mucho, creo que han conseguido un espacio inspirador y lleno de buen gusto.
¡Nos leemos!