A veces, nos encontramos con poco espacio para poner el cabecero de nuestra cama, los 10 ó 15cm de fondo que suelen ocupar pueden ser muchos centímetros en según qué habitaciones. Otras, simplemente buscamos algo distinto, que no esté muy visto y de personalidad a la habitación. En este caso, fue esta última razón la que me llevó a hacer este "trampantojo" de cabecero de forja, la necesidad de buscar algo especial para una habitación de invitados.
El proceso comenzó pintando la pared donde iba a hacerse en el color azul elegido, de forma que el cabecero blanco destacara. Tras hacer un croquis a escala con el diseño, pasé a dibujarlo a mano alzada en la pared ayudándome de cinta de carrocero para marcar las medidas principales y así contar con alguna referencia. Sobre ese esquema base, procedí a pintar ya en detalle con pintura acrílica y a crear volúmenes aplicando la pintura en forma de transparencias.
Para terminar, apliqué dos capas de barniz protector, incoloro y mate, en todo el paramento; de esta manera, además de protegerlo, podemos limpiar con un paño húmedo en caso de que haga falta.
Es importante señalar, que para realizar este tipo de trabajos lo ideal es que la pared esté lisa para que el resultado sea óptimo. En caso de tener gotelé (recordadme que un día os hable de mi opinión sobré el gotelé porque, y que conste que lo pregunto sin acritud: ¿era absolutamente necesario que se inventara?...) sería mejor quitarlo primero.
Pues ésto es todo por hoy. Espero qué os haya gustado...una opción más a la hora de amueblar nuestras casas, sin necesidad de poner un mueble ;)
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