Hay casas que nada más poner un pie en ellas te contagian sensaciones. Viviendas con tanta personalidad, que parece que serán ellas las que marquen el estilo de vida de quién tenga la suerte de habitarlas. Este es el caso de esta preciosa casa menorquina rehabilitada por Labuhardi, en la que el color blanco es el protagonista.
Se trata de una construcción hecha con piedra de marés y revestimientos de cal en las paredes, materiales propios y característicos de la isla. Con la reforma, han conseguido recuperar y mantener todos lo elementos estructurales y originales de la casa adaptándola a las necesidades actuales sin perder la esencia de lo añejo.
El contrapunto a ese gran lienzo en blanco lo ponen la madera, presente en las pocas y escogidas piezas de mobiliario, y el suelo, aportando calidez y creando un conjunto sereno y limpio. Un espacio sin estridencias y lleno de buen gusto...
...un refugio de paz y tranquilidad.
Fotografías: Marina Senabre Roca
No hay comentarios :
Publicar un comentario