Siempre que pensamos en colgar un cuadro se nos viene la imagen de un marco que contiene un lienzo, lámina, fotografía o cualquier otra representación, pero, ¿qué pasaría si sólo pusiésemos el marco? Pasaría que estamos aplicando una tendencia que últimamente vemos mucho en decoración y que ha servido para que les demos nueva vida a los marcos de cuadros de dudoso gusto, que en alguna ocasión seguro que a más de uno nos han regalado.
A mí personalmente me gustan mucho cuando se usan creando una composición. Creo que quedan especialmente bien las que están compuestas de marcos de diferentes tamaños y estilos pero todos del mismo color para así crear un conjunto.
Si además los pintamos del mismo color de la pared, creamos un juego de volúmenes que puede quedar muy bien en recibidores, pasillos o subidas de escalera. Es una forma de hacer en la pared un "falso liso", liso porque es todo del mismo tono y por tanto crea continuidad y falso porque tiene la textura y el volumen de cada pieza.
También quedan genial en ambientes más clásicos y sofisticados combinándolos con los colores de tapicerías y complementos.
Así que ya sabéis, es hora de desempolvar los cuadros viejos, quitarles los marcos (si hace falta también coger brocha y pintura) y actualizar la decoración ;)
¡Nos leemos!
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