Llegó el verano y con él, la oportunidad de disfrutar de un ritmo de vida mucho más pausado, en el que cambiamos hábitos, de manera de vestir, de alimentarnos, de relacionarnos, y si podemos, también nuestro entorno.
Ya sea con una escapada a un hotel, alquilando un apartamento o disfrutando de una segunda residencia, nuestro "decorado" cambia y se adapta a nuestras nuevas y temporales necesidades.
Esta casa situada en Ibiza habla de verano, de noches al fresco y de no mirar el reloj.
Decorada con sencillez,
en un estilo rústico nada recargado pero muy cuidado en los detalles y respetando la esencia de la casa, una edificación de 150 años de antigüedad, y de su entorno privilegiado. Paredes gruesas y blancas dan frescor a un interior en el que destacan las vigas de madera de sabina, iguales a las que en su origen tenía la vivienda. Colores neutros, fibras naturales, madera y las vistas al exterior dan el toque final a la decoración. Un exterior que prolonga el interior, acondicionado para pasar largas jornadas a la sombra del cañizo, con zonas de estar y comedor.
Una casa pensada para el disfrute, el buen tiempo, el aperitivo a la sombra y atardeceres que se bañan en el mar...
¡Nos leemos!
Vía: trendland y welcomebeyond
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